El desierto separa El Cairo de Lúxor. Una forma de hacer el viaje más económico es ir en tren, con horario nocturno, y ahorrarse la estadía de hotel. La ciudad fue edificada sobre las ruinas de Tebas. El Templo de Lúxor es su monumento más importante; la construcción y las sucesivas reformas demoraron 2.000 años. En la entrada hay un impresionante obelisco dedicado a Ramsés II. Estatuas monumentales simbolizan los pueblos que el faraón conquistó y dominó. Los relieves sobre la piedra ilustran pasajes de la historia egipcia y sus divinidades.
El templo, dedicado a Amón (dios del viento), fue concebido para lograr prosperidad en las cosechas. Al caos del desierto, las tormentas de arena, las sequías y la inundación del Nilo, se oponía el orden de los dioses y su única cara visible: el faraón.